La Catedral de Granada es uno de los emplazamientos más destacados de la ciudad, situándose como una obra de arte representativa del Renacimiento en cuya construcción se tuvieron en cuenta todo lujo de detalles. Por ello, debes descubrir cuál es la influencia de la luz en la Catedral de Granada.
¿Te gustaría conocer cuál es el juego de luces y colores que se puede observar en la Catedral de la ciudad granadina? ¡Quédate a leer este post, te mostramos todo lo que debes saber a continuación!
Para entender la importancia y la atención que se le otorga a la luz en la Catedral de Granada primero hay que comprender la simbología de dicho elemento en la religión.
De este modo, en la Biblia podemos observar como la luz se relaciona con la vida, la verdad, la fuerza, la plenitud, el amor, la pureza y el camino de Jesús, estableciéndose como un signo de la revelación divina.
Como consecuencia, en la arquitectura de la Catedral de Granada se tuvo presente la posibilidad de resaltar espacios y modelar objetos a través de la luz, creando un uso estético y funcional de la luminosidad para trasmitir una sensación de paz y armonía.
En todo el recinto de la Catedral podemos disfrutar de una luz natural blanca procedente de sus elevados ventanales. Así, se envuelve todo el templo con una claridad que llega hasta el pavimento, iluminando sus naves e incidiendo en sus pilastras.
El objetivo de Siloé era conseguir una gran blancura en el interior de la Catedral de Granada por motivos higiénicos, estéticos y simbólicos dado que los materiales utilizados durante la construcción y su encalado interior beneficiaban la limpieza del recinto y otorgaban un aspecto escultural y majestuoso.
Asimismo, en la época del Renacimiento se consideraba que en el interior de las iglesias debía predominar el color blanco, al representar la pureza y el espíritu de las cosas divinas.
Junto a dicho predominio de la luz blanca también encontramos en la Catedral de Granada contrastes de color a través de diferentes elementos. Por ello, debemos destacar los tonos dorados y policromados de la capilla mayor y los órganos, o el intenso pigmento azul de su bóveda plagada de estrellas trazadas en oro.
Además, gracias a las vidrieras que encontramos en la capilla mayor y la girola, la característica luz natural de la Catedral se transforma cromáticamente, creando ambientes de color complementarios.
Como se puede observar a lo largo de este artículo sobre la influencia de la luz en la Catedral de Granada, dicho elemento tiene un papel clave en la espectacularidad de su interior, estableciendo una atmósfera portentosa, conmovedora y admirable.
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