En la sacristía - museo de la Capilla Real de Granada encontramos una serie de pinturas de la reina Isabel, las cuales guardan una gran relación con su vida religiosa. Por este motivo, es necesario conocer la devoción de Isabel la Católica.
¿Te gustaría conocer de donde proviene el espíritu religioso de Isabel I de Castilla? ¡Quédate a leer este artículo, te mostramos todo lo que debes saber a continuación!
Desde su infancia, Isabel vivió en Arévalo junto a su madre y su abuela, bajo la dirección y ayuda de un venerable fraile franciscano, Fray Llorente. De esta forma, su educación y su entorno la hicieron devota de San Francisco.
Durante su niñez, Isabel la Católica vio a Fray Llorente como un ejemplar religioso, quién la encaminó por la senda de las virtudes y, en particular, en la oración.
Tanto influyó esta personalidad en la reina que, cuando murió, dictaminó que se le enterrara con un hábito franciscano.
De la reina sabemos que rezaba el Oficio Divino, testimonio que encontramos en su gran biblioteca compuesta por un elenco de libros de rezo como breviarios, diurnales, biblias, devocionarios, salterios y misales. Así, en Granada se custodia su Misal Rico, obra preciosa en pergamino con 27 miniaturas.
Por otro lado, cabe destacar que Isabel la Católica tuvo en sus manos la Vida de Cristo del franciscano catalán Francesc Eiximenis, traducido por Fray Hernando de Talavera. Este ejemplar incluye una serie de indicaciones espirituales, meditaciones y plegarias en relación con la vida de Cristo, desde su nacimiento hasta su ascensión.
De este modo, a través de la lectura de los libros religiosos, la espiritualidad de Isabel se acentuó.
Isabel dedicaba a la oración gran parte del día, bastante más de lo que se podía considerar normal. Según testimonio de Fray Hernando de Talavera, la reina dedicaba un diezmo de su tiempo a orar, lo que supone más de 2 horas al día.
Los momentos diarios de oración estaban ordenados por las horas canónicas de mañana, tarde y noche. Además, rezaba el Oficio Divino junto a las damas de su Corte, en las cuales trataba de inspirar un gran espíritu de piedad y vida cristina, lo que hizo que muchas de ellas terminaran en el claustro.
El rezo del Oficio también lo hizo a veces uniéndose a alguna comunidad, como la de las Comendadoras de Santiago durante su estancia en Granada en 1499 y 1500.
En la vida de Isabel aparecen con abundancia los efectos de su devoción. Así, el 25 de marzo, festividad de la Anunciación de Nuestra Señora y Encarnación del Hijo de Dios en sus entrañas, Isabel daba de comer a 9 mujeres pobres a las que servía en sus propias manos en recuerdo de los 9 meses que Jesús habitó en el seno virginal de María.
Este acto se repetía en otras fiestas, como el Jueves Santo, en el que ofrecía alimento a 13 pobres, uno por cada Apóstol más Jesucristo. También les lavaba los pies, les proporcionaba vestido y calzado y les daba limosna.
Finalmente, también se ha de resaltar su decisión sobre la creación de la Catedral y la Capilla Real de Granada, junto con numerosas parroquias iglesias en diferentes territorios, destacando su actuación sobre el reino de Granada.
Como se ha podido observar a lo largo de este artículo sobre la devoción de Isabel la Católica, la vida de la reina siempre ha estado ligada a la religión, lo que influenció en su personalidad y su amor hacia las pinturas de imágenes religiosas, muchas de las cuales se conservan hoy día en la Capilla Real granadina.
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