Don Pedro de Castro tuvo un papel fundamental en el desarrollo de la Abadía del Sacromonte, lo que le ha llevado a ser considerado como el fundador de este precioso barrio granadino. Por este motivo, es importante conocer su vida y su implicación en la ciudad de Granada.
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Pedro de Castro nació en Burgos en 1534 y durante sus estudios en Valladolid y Salamanca demostró tener una gran sabiduría jurídica. Además, fue ordenado sacerdote en 1561 y actuó como visitador de la Capilla Real de Granada y del Hospital Real, junto con su labor de Oidor de la Chancillería, para la que sería presidente en 1578.
En numerosas ocasiones le ofrecieron un arzobispado, como el de Tarragona, el de la Calahorra o el de Burgos. Así, declinó cada uno de ellos hasta que en 1589 decidió aceptar el arzobispado de Granada, permaneciendo en la sede hasta 1610.
Todos los historiadores reconocen a Pedro de Castro como una personalidad de grandes quilates. Junto a su sabiduría y su prestigio de gobernarte, los contemporáneos alabaron la tenacidad de su carácter, su entrega al servicio del pueblo en las visitas pastorales y su afán por implantar las buenas costumbres.
De igual forma, era un gran defensor de los derechos de su clero y mostraba un estilo ascético en la mayor pobreza voluntaria. Mostraba una notable devoción a la Eucaristía y al misterio de la Concepción inmaculada de María.
En 1595 se hallaron unas cuevas abandonadas en la colina de Valparaíso, donde se encontraban unas láminas de plomo escritas en un extraño alfabeto hispano - bético y latín.
Este primer descubrimiento hizo que se intensificaran las labores de investigación en el lugar, hasta que encontraron los restos de los primeros mártires que evangelizaron la zona.
Como consecuencia, todas las instituciones y los ciudadanos determinaron que estos hallazgos venían a confirmar la presencia cristiana en la Bética desde los primeros siglos. Granada recuperaba así su carácter de vieja ciudad cristiana.
A partir de ese momento, el arzobispo Pedro de Castro consagró su vida y su rico patrimonio a la causa. Sin embargo, la Santa Sede mostró sus serias dudas sobre la autenticidad de todo lo encontrado y en 1682, Inocencio XI concluía la polémica con la condena de los libros.
Estos permanecieron en Roma hasta finales del siglo XX y en el año 2000, el Papa Benedicto XVI devolvió los libros al arzobispado de Granada.
Las acciones que realizó Don Pedro de Castro para la defensa de tales descubrimientos lo llevaron a ser considerado como la cabeza de este movimiento.
La muerte de Don Pedro de Castre tuvo lugar en 1623 y, 3 años más tarde, sus restos fueron trasladados a la Abadía del Sacromonte de Granada, donde reposan hasta el día de hoy.
El mausoleo ubicado en dicho monumento fue mandado a construir por el propio arzobispo para sí y para sus familiares, ya que su intención era descansar en el lugar más significativo de su vida.
Como se ha podido observar a lo largo de este artículo sobre Don Pedro de Castro, esta figura fue esencial para el desarrollo de uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad, así como su Abadía, que destaca por su historia y por las obras de arte que alberga en su interior.
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