El Monasterio de la Cartuja de Granada es un testimonio vivo del arte y la historia, y su compás es una de sus áreas más emblemáticas. Diseñado para facilitar la administración del monasterio y la vida de los legos, este espacio ha sido testigo del paso del tiempo y de importantes transformaciones.
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El compás es el recinto exterior que antecede al monasterio, funcionando como un espacio de transición entre lo público y lo privado. En sus orígenes, contaba con diversas dependencias que facilitaban la vida cotidiana de los monjes y trabajadores del monasterio.
A la izquierda de la puerta de acceso se encontraba la portería, conectada con la casa del portero, donde un hermano lego supervisaba las visitas. Junto a esta, se hallaba el dormitorio de los frailes y, cerrando el ala izquierda, la hospedería, destinada a acoger a los viajeros o familiares de los religiosos.
Un pasadizo conducía a un patio de servicios con un molino, mientras que, frente a la portería, se situaba la capilla del Rosario, un espacio abierto al culto. En el ala sur, una crujía estrecha funcionaba como almacén.
Las casas de los criados y labriegos se adosaban al muro oeste del comedor, y la cocina, todavía conservada, se encuentra bajo el refectorio.
La portada del compás, de estilo plateresco, fue diseñada por Juan García de Pradas en 1524. Su arco de medio punto está decorado con los escudos de Castilla y León, enmarcado por pilastras con hornacinas.
Sobre la clave de la puerta, una imagen en madera de la Virgen con el Niño del siglo XVI presidía el conjunto. Aunque actualmente se exhibe una copia, la original puede visitarse en el Museo de Bellas Artes de Granada.
Uno de los elementos más llamativos del compás es su empedrado, una solería realizada con cantos de colores incrustados en mortero, una técnica conocida como enmorrillado o enchinado.
Este pavimento cubre la zona previa a la escalera, ocupando todo el ancho del compás. Se divide en siete secciones decoradas con un gran escudo y la fecha de su ejecución (1679), además de escenas de caza y maceros enfrentados.
Para llegar a la iglesia y al monasterio, se debe ascender por una imponente escalera diseñada por Cristóbal de Vílchez, cantero originario de Baeza. Esta doble escalinata, labrada en piedra de Sierra Elvira, está compuesta por tres tramos que convergen en una plataforma central antes de alcanzar la terraza principal.
Su decoración es sobria, con placas en la balaustrada y remates de bolas y pináculos, en armonía con la estética del conjunto exterior del monasterio.
El compás del Monasterio de la Cartuja es solo el inicio de un recorrido fascinante por una de las obras más espectaculares del arte sacro en España. Su riqueza arquitectónica, su historia y su importancia dentro de la orden cartuja lo convierten en un destino imprescindible para los amantes de la historia y el arte.
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