La vida de los Cartujos en el Monasterio de la Cartuja

Los cartujos se convirtieron en una de las órdenes religiosas más austeras y peculiares del mundo. Por ello, es realmente interesante conocer cómo se desarrollaba la vida de los cartujos en el Monasterio de la Cartuja de Granada.

¿Te gustaría descubrir cómo era el día a día de los monjes en la Cartuja granadina? ¡Quédate a leer este post, te mostramos todo lo que debes saber a continuación!

Origen de los monjes cartujos

La orden de los cartujos se funda en 1084, cuando el maestro Bruno decide dejar su ocupación como profesor para dedicar su vida a Dios. Así, junto con 6 compañeros y bajo la guía del obispo San Hugo de Grenoble, construyen el primer monasterio en el desierto de Saint Pierre de Chartreuse, ubicado en Francia.

Poco más tarde, el Papa Urbano II requirió el consejo de Bruno y, como agradecimiento, le anima a crear un nuevo monasterio en Calabria. A pesar de su vocación, Bruno no escribió unas reglas para la orden de los cartujos, por lo que hubo que esperar hasta el año 1125 para que el quinto prior, Guigo, las redactara.

A lo largo de los años se fueron creando diferentes monasterios y los cartujos se adaptaron a las numerosas transformaciones sociales y políticas de todos los tiempos, consiguiendo que el espíritu y las bases de Bruno permanezcan aún vivas.

Administración de la Cartuja

Para conocer cómo era la vida de los cartujos en el Monasterio de la Cartuja es necesario identificar la organización y la estructura de dicha orden.

Así, cada Cartuja es dirigida por un prior, el cual era elegido por los monjes, padres y hermanos. Por consiguiente, tiene la responsabilidad de satisfacer las necesidades espirituales y materiales del lugar, asignando los cargos a cada individuo para el buen funcionamiento de la comunidad.

También encontramos la figura del procurador, siendo el encargado de supervisar las labores de los hermanos y cumplir con los asuntos materiales del monasterio.

Por último, podemos distinguir a los padres y los hermanos. Mientras que los primeros se dedican exclusivamente a la contemplación, los hermanos o legos se ocupan de los trabajos que requiere la Cartuja.

La vida en el Monasterio de la Cartuja

Entre los pilares de los monjes cartujos encontramos la soledad, el silencio y la oración, 3 elementos que cuentan con un gran protagonismo en la vida de esta orden.

De este modo, los cartujos se mantienen separados del mundo exterior, no reciben visitas y no disponen de radio ni televisión. Así, sus salidas se limitan a una vez a la semana.

Los monjes pasan la mayor parte del día en su celda, donde comen, estudian y duermen; o en la ermita, lugar en el que oran y trabajan. Los domingos y días festivos se reúnen todos los monjes para cantar en la iglesia y comer en el refectorio común.

Los Cartujos se acuestan sobre las 20.00h y se levantan a las 23.30h para orar en su celda hasta que, a las 0:15h, acuden a la iglesia para rezar Laudes y Maitines, acto que puede durar hasta las 03.00h. Posteriormente, volverán a sus celdas y dormirán hasta las 6:30, cuando despertarán para el Angelus y la Misa conventual.

Durante la mañana, los Cartujos se dedican al estudio, la lectura y sus trabajos manuales hasta que llega la hora de la comida a las 11: 30h. En la tarde podrán continuar con sus labores y solo serán interrumpidas para rezar en la Iglesia las Vísperas

¿Por qué visitar el Monasterio de la Cartuja de Granada?

Como se ha podido observar a lo largo de este artículo sobre la vida de los cartujos en el Monasterio de la Cartuja, esta orden religiosa posee una larga trayectoria, contando con particularidades y principios distinguidos.

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