Isabel de Castilla modificó su testamento poco antes de fallecer, estableciendo el deseo de que sus restos descansaran en la ciudad de Granada. Así, te explicamos cómo se desarrolló el entierro de Isabel la Católica, una de las personalidades más importantes de nuestra historia.
¿Te gustaría descubrir cómo fue el cortejo fúnebre de Isabel la Católica? ¡Quédate a leer nuestro artículo, te mostramos todo lo que debes saber a continuación!
La reina Isabel falleció el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo, Valladolid, a la edad de 53 años. Según diversos escritos de la época, la causa de su muerte fue una hidropesía, la cual se desarrolló por un cáncer de útero.
Los síntomas y las dolencias de Isabel se prolongaron durante un plazo de 3 años, haciendo que en su etapa final sufriera altas fiebres, hinchazón de piernas y úlceras en las extremidades.
Cabe destacar que la intensa vida que tuvo la reina de Castilla provocó que su salud y su apariencia se asemejaran al de una mujer más mayor de lo que era. Mencionando también que padeció la enfermedad de la malaria a los 41 años de edad.
Siguiendo el deseo de Isabel de ser enterrada en Granada, se organizó un cortejo fúnebre para su traslado compuesto por alrededor de 200 personas. Así se dio inicio a un viaje de más de 600 kilómetros.
Debido a que la travesía se realizó a finales de noviembre y principios de diciembre, las temperaturas eran realmente bajas y, además, se sucedieron una serie de intensas lluvias que dificultaron la marcha.
Durante el trayecto, que duró veinte días, se realizaron numerosas paradas, descansando y reponiendo fuerzas en áreas como Arévalo, Cardeñosa, Toledo, Manzanares, Linares, Alcalá la Real o Pinos Puente, entre otras.
El 17 de diciembre de 1504 alcanzaron la ciudad de Granada, pasando por el Arco de Elvira y recorriendo calles simbólicas hasta llegar a la Alhambra, lugar en el que iba a ser enterrada.
En su testamento, Isabel la Católica determinó ser enterrada en el Monasterio de San Francisco de la Alhambra con un hábito franciscano, acto que se realizó según estas directrices el 18 de diciembre de 1504. Más tarde, en 1516, se le uniría Fernando de Aragón, quien quiso descansar junto a su esposa.
Sin embargo, Carlos V decidió que sus abuelos debían ser enterrados en la Capilla Real de Granada, la cual habían fundado los Reyes Católicos en 1504 y que nunca llegaron a conocer. Por ello, el 10 de noviembre de 1521, se produjo el traslado de los reyes hasta la cripta en la que permanecen hasta hoy día.
Sobre ellos, se elaboró un impresionante mausoleo obra del escultor florentino Domenico Fancelli donde podemos observar las figuras yacentes de Isabel y Fernando, siguiendo un programa iconográfico celestial.
También hay que poner de manifiesto que, junto a ellos, están enterrados su hija Juana y su esposo Felipe. Además, de su nito Miguel de la Paz.
Como se ha podido observar a lo largo de este artículo sobre el entierro de Isabel la Católica, la reina consideraba la Reconquista de Granada como uno de los hechos más simbólicos de su reinado y sentía una profunda admiración por el encanto de esta ciudad, lo que le llevó a ser el destino de sus restos mortales.
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