La Cartuja granadina es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, debido a su historia, sus estancias, su belleza y las numerosas obras de arte que podemos encontrar en su interior. Así, hoy te explicamos todo sobre uno de sus espacios fundamentales, la sala capitular del Monasterio de la Cartuja de Granada.
¿Te gustaría conocer cuál es la composición y qué esculturas se pueden observar en la sala capitular del Monasterio de la Cartuja de Granada? ¡Quédate a leer nuestro post, te mostramos todo lo que debes saber a continuación!
Lo primero que observamos antes de entrar a la sala capitular de la Cartuja de Granada es una portada sencilla, con columnas dóricas y frontón partido por el escudo de Castilla. Aquí se encuentra también una hermosa puerta trabajada por el lego carpintero fray Juan Martín.
Posee planta rectangular y se levantó entre 1565 y 1567. Aunque a lo largo de su nave se utilizaban bóvedas que responde a derivaciones de las cubiertas nervadas, está presente la evolución hacia el Renacimiento, llegando a vislumbrarse planteamientos de estética manierista.
En toda la nave se vislumbra una cubierta de crucería para seguir con el último tramo con una bóveda de cañón con casetones, rematando el ochavo con artesones cuadrados y pechinas a lo romano.
Además, cabe resaltar que había una segunda entrada hacia la sala a través del pasadizo que se abría tras el retablo, que desembocaba en la antigua sacristía.
En la sala capitular del Monasterio de la Cartuja de Granada se encuentran 2 esculturas que llaman la atención nada más acceder a la estancia, estas corresponden con el Cristo de las Penas y la Virgen del Rosario.
Esta obra es considerada como la más destacada de los hermanos García, escultores de la ciudad de Granada durante las primeras décadas del siglo XVII, que se han llegado a establecer como unos de los iniciadores del gran barroco andaluz.
La escultura es de un tamaño superior al natural y la imagen representa a Cristo en su última oración en el Gólgota, inmediatamente antes de la crucifixión e incluye un grabado de Alberto Durero.
La cabeza tiene una fuerza expresiva asombrosa, llevando al espectador a comulgar con el dolor que Cristo padece. Además, se aprecia una fisionomía marcada con ojos grandes, nariz pronunciada y barba partida, así como una complexión anatómica en equilibrio.
La desnudez de Cristo tan solo se interrumpe por el perizonium que se anuda sobre sí mismo sin necesidad de cordaje. Asimismo, una gruesa cuerda comprime su cuello y anuda las manos cruzadas en actitud orante.
Obra el escultor granadino José Risueño, esta Virgen luce túnica, manto y toca que le cubre la cabeza, manteniendo dulcemente al Niño, lo que hace una fusión entre las 2 figuras con una magistral exquisitez.
Por un lado, la imagen asciende en una vertical interrumpida por la comunión entre Madre e Hijo. Además, el punto axial se cierra con las 2 cabezas y el ritmo de los brazos de la Virgen.
De igual manera, vemos que el manto juega en un amplio equilibrio de pliegues recordando las obras de Alonso Cano.
Tras la última restauración, que tuvo lugar en 2019, se recuperó su policromía original, destacando el manto azul verdoso enriquecido con un galón de oro mate pintado a pincel. También destaca la decoración de la túnica sobre el rojo y la toca de la Virgen, adecuadamente blanca.
Como se ha podido observar a lo largo de este artículo sobre la sala capitular del Monasterio de la Cartuja de Granada, esta estancia se convirtió en la más importante después de la iglesia, como consecuencia de su variada función. Además, cobra especial protagonismo por las piezas escultóricas que posee.
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¡Déjate sorprender por este emplazamiento y disfruta de su gran belleza!