El retablo mayor del Monasterio de San Jerónimo de Granada supone una de las piezas más señaladas de la retablística andaluza e hispana de la Edad Moderna. ¿Te gustaría saber por qué? Conoce toda su grandiosidad a través de este artículo.
El retablo mayor del Monasterio de San Jerónimo supone una gran importancia clasicista debido a su arquitectura y a la confluencia de varios maestros. Estos fueron formados en el manierismo romanista en Sevilla y Granada, en la etapa de transición del idealismo renacentista al primer naturalismo barroco. Junto con su Iglesia, supone uno de los primeros conjuntos del gótico tardío del renacimiento español.
La obra de este retablo ha sido puesta en debate, atribuyendo las trazas a Jacobo Florentino y a Diego de Siloé. De su ampliación se hizo cargo Pedro Orrea.
Compuesto de sotobanco, banco, cuatro cuerpos y ático. Se organiza en nueve calles separadas por columnas, estando quebradas las dos finales de cada lado, con la función de adaptarse a la estructura ochavada del testero de la Iglesia. En los remates podemos observar esculturas alegóricas y de la heráldica de los mecenas e imágenes orantes en las esquinas inferiores.
Cuenta con una perfecta organización de órdenes arquitectónicos superpuestos y una ornamentación que sigue lo formal y simbólico del esquema del prototipo áulico del retablo de la Capilla Real de Granada.
El conjunto, desde el punto de vista iconográfico, ha sido interpretado por Martínez Medina, como un programa cristológico-salvífico, que refleja el misterio de la Redención. El primer cuerpo del retablo mayor del Monasterio de San Jerónimo arranca con la Vida Pública de Jesús, mediante la Adoración de los Pastores y la Epifanía. Por el contrario, el segundo tiene carácter mariano, centrándose en la devoción de la Inmaculada Concepción, y el tercero y el cuarto se centran en la Pasión.
Dentro de la labor escultórica podemos citar a Vázquez el Joven, Pablo de Rojas o Martínez Montañés. Cuenta con una larga lista de figuras hagiográficas masculinas y femeninas que representan los valores caballerescos y espirituales de los fundadores.
En el sotabanco podemos apreciar las parejas de Esteban y Lorenzo, Cosme y Damián, Úrsula y Susana más María Egipciana. Se trata de referencias a lo sanador, martirial, penitencia y obediencia. Por otro lado, en el banco quedan reflejados los fundamentos de la Iglesia.
En el primer cuerpo, Pedro y Pablo, relieves de las principescas Margarita y Catalina con Bárbara y los bultos de los fundadores monásticos Bernardo y Benito. En el segundo figuran los Santos Juanes, santos ejemplares de la penitencia y oración. También se aprecia a Domingo de Guzmán y Francisco de Asís, los dos grandes fundadores mendicantes. En el tercer cuerpo consta de la presencia de Jerónimo de Penitente y de los apóstoles Santiago y Andrés.
Finalmente, en el ático, se pueden apreciar a los santos Justo y Pastor. Don Gonzalo Fernández de Córdoba, también conocido como el Gran Capitán, y su esposa, la Duquesa de Sessa, doña María Manrique, se encuentran en los laterales del conjunto.
En definitiva, en el retablo mayor de la Iglesia del Monasterio de San Jerónimo se representa la culminación de la tradición escultórica quinientista ligada a las obras imperiales granadinas. Se trata de una versión purista del gran retablo plateresco de la Capilla Real con un programa similar cristocéntrico.
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